Nadie sabe el dolor que estoy sintiendo ahora mismo y está bien porque no quiero sentirlo ni yo.
Pero tengo,
tengo que sentirlo porque también soy yo.
Me han soltado en un descampado de noche sin luz de luna a mí,
soy yo quien está con zarzas rodeada y quien está poniéndose betadine y tiritas,
soy yo quien besa con miedo pero besa,
la celia que está desde el suelo peleando, es mía.
Me tengo que reconciliar conmigo misma porque no quiero admitir el miedo que tengo pero quiero admirarme un poco.
Me merezco la pena incluso con el corazón roto por una madre,
me merezco la pena envidiando la felicidad de los otros y escupiendo rabia en mis garras,
porque soy yo quien necesita las garras para defender su vida,
porque las garras son mis manos y mis dedos y ahí estoy yo.
Encarnada.
podría suceder que yo nunca tuviera que estar enfadada,
podría suceder que yo siempre pudiese amar y nunca odiar, pero odio.
Estas peleando como nunca, me dice el amor de mi vida.
Y yo asiento en silencio
Porque no quiero, no quiero ser yo, pero soy yo,
soy yo la que está lidiando con una mancha negra en la patria de todos los niños.
me recuerdo con cinco años creyendo en los reyes magos y viendo a mi madre con el ceño fruncido, pensando lo poderosa que es.
y eso era pero ya no es.
¿y en lo que estoy y en lo que soy ahora? ¿donde están los reyes?
No quiero mirarme y ver que todo eso ha desaparecido,
ver que todo eso sigue ahí conmigo pero que ya no es.
Ya no es.
Y donde estoy yo, como ordeno mi caos, como hago para odiar con la tranquilidad del que habita el mundo bebiendo agua con las manos, como hago para mirarme cuando me echo de menos, como hago para entender que esto es mío y que del sedimento sale tierra,
como hago para admirarme en los gruñidos de la adulta que soy queriendo proteger su vida,
porque mi vida está entre mis dedos y ahí estoy yo,
es mía.